El depredador misógino

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Si.
Cada día vivo en lucha por sobrevivir.


Cada día que entro a mi casa después de laborar, volteo a todos lados para asegurarme que no haya un depredador que me vea cómo objeto de desahogo del odio y pudiera ser una más que sufre el sadismo en mi hermoso país México.


Yo también he estado furiosa y no lastimé un monumento pero si rompí las cortinas de mi cuarto cuando fui adolescente y seguramente lo habría hecho con el monumento en uno de esos instantes de hartazgo y desesperación. Si. Supongo que lo habría hecho. Pero también hoy que llevo tantos años en la lucha por sobrevivir del depredador misógino tengo la absoluta certeza de que ese Sádico no solo vive en algunos varones asesinos. Vive en en la televisión basura, en la Iglesia, en las religiones, en las familias, en muchos hombres y en muchísimas mujeres. Se que está allí cuando escucho a mujeres criticar, excluir, envidiar y juzgar a otras mujeres. Esta en las tías, las madres,las amigas, las cuñadas, las Maestras, las mujeres patriarcales y matriarcales. Ese monstruo está en el sistema, en el inconsciente...y por supuesto que me ha habitado a mi y he intentado exorzisarme gritando a todo pulmón en el teatro, danzando, en cada terapia, en cada Acto de Amor a mi misma y mi feminidad. Comprendo que está lucha es de TODA mi vida. Que el depredador también habita a quien paga por matar a otros animales para comérselos. Eso también es machismo, eso también es violencia,es depredación. Comprendo que el depredador misógino tiene que ver con no cuidar a la feminidad más grande que existe para nosotros que es la Madre Tierra.


Esta tristeza es alargada en el tiempo...Y la única salida que veo es Amar a mi masculinidad y a mi feminidad lo más que pueda en esta vida. Resistir la repetición de los patrones y perdonarme a mi misma por haber sido alguna vez en el tiempo un Ser con Conciencia de depredador.
Resistir a la programación y seguirme rebelando a vivir, comer, pensar, relacionarme y vibrar como me lo exige una sociedad que NO soporta la belleza y la armonía, que no sana el arquetipo materno y paterno,que no quiere viajar al inconsciente y hacerse cargo de sus heridas.


Claudia Guadalupe Martínez Jasso.