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Maestros Árboles

Mágicos. Tocan con sus raíces el corazón de la Diosa de la Tierra, acarician con sus lazos de luz que emergen sinuosos de cada rama a la luz prístina de las estrellas. Ellos son Seres amables que saben consolar y abrazar, te protegen a otros niveles, invisibles y lejanos que con tus ojos físicos de humano no puedes percibir. Ellos son viejos sabios. Conectores de los cielos y las tierras, transmutadores, sanadores, risueños y bromistas Espíritus los habitan. Maestros de meditación, de anclaje, de existencia y templanza.

¿Cuánta amabilidad y bonanza puede existir en un Ser tan elevado para nutrir a millones de especies distintas? ¿Te has fijado que nos regalan sus sabores y colores, su medicina, su alegría en los frutos que son verdaderas obras de arte? ¿De verdad te has puesto a observar el milagro de un durazno, un mango, un limón, una mandarina, naranja o ciruela? ¿Has gozado su sabor comprendiendo que a ellos les duró tal vez un año entero preparar ese manjar para ti? ¿Comprendes cuánto amor hay en su diseño y su bendita vida? ¿Te has sentado a su sombra en un día soleado y has disfrutado del oxígeno, frescura y paz que te da ese abrazo? A veces, cuando estoy muy triste trepo un árbol, uno de ramas muy fuertes. Primero le pido permiso y después dejo que me indique en que sitio debo descansar para no lastimarlo o hacerlo conmigo y me voy acoplando, pues el cuerpo sabe naturalmente como abrazarse a un amigo árbol, a su Espíritu femenino o masculino y entonces, sucede el milagro, lo escucho, lo siento, su amor, su protección, su magia, su encanto. Las respuestas van llegando a mí y la sanación se convierte en un tintineo de campanas y sonidos de amor y belleza. Gracias a su especie sobrevivimos en este planeta los humanos. Gracias a ellos, nuestros amigos. ¿Somos nosotros sus amigos? No. No todos.

En una ocasión la casera de algún sitio en donde viví, mató a un bellísimo Ser de luz que alimentaba a los colibríes, cada mañana, estaba lleno de campanitas amarillas. Los pájaros trinaban cerca de su apacible presencia. Un día desperté y no estaba y sentí que mi Alma se partió con sus ramas y sus flores marchitas. ¡Pobre de la señora que no podía ver la belleza y el amor Divino con el que contaba fuera de su ventana! Cuanta tristeza no le permitía dejarse abrazar por la belleza que puede ser que no veía en su propia Alma. -¿Para qué queremos una planta silvestre aquí? Fue lo que dijo. Sentí compasión después de que la tristeza y el enojo se disolvieron. Comprendí que estaba desconectada de su propio Amor y tal vez tenía mucho, mucho, mucho dolor.

La industria egotista nos ha separado de nuestra naturaleza, de nuestra conexión con la Divinidad, de nuestros vínculos sagrados con el Espíritu. ¡Cuánta ceguera! Piensa un poco. Observa en tu interior cuales son los lugares en los que te has sentido más en paz. Te puedo asegurar que siempre cerca de esos sitios había un árbol. Los sitios turísticos o que se utilizan para vacacionar y que te hacen descansar son generalmente cabañas en la montaña o playas que tienen palmeras. Las ciudades más bonitas lo son porque están sostenidas energéticamente por estos Señores y señoras de la Sabiduría. ¿De verdad crees que es sano vivir entre asfalto sin tener cerca a un amigo o amiga árbol con quien conectarte desde tu glandula pineal? ¿Cuánta sed tiene tu Alma que has olvidado quien eres y quienes son tus amigos de verdad? ¿Te quedaste atrapado (a) en el intelecto? ¿Te quedaste atrapado(a) en el ego? ¿Te quedaste en la creencia narcisista de que los demás son cosas? ¿De qué los humanos somos cosas? ¿De que los animales no humanos, nuestros hermanos y hermanas de otras especies son cosas? ¿De qué los árboles y demás seres de los reinos vegetal y animal son cosas?

Un árbol es un sanador cuántico. Dentro de las técnicas terapéuticas con las que laboro en mis consultas utilizo la sanación cuántica dimensional con árboles. Los celtas y los Toltecas hacían estas prácticas. La gente que incluso está armonizada en su energía y conectada con su Alma se sorprende de los resultados tan impactantes después de pedirle amorosamente a un Maestro(a) árbol que lo ayude. Síntomas físicos, emocionales, relacionales, mentales y circunstanciales se esfuman dejando a la persona con una Sabiduría y un aprendizaje para toda la vida. Y no solo eso, aparte de realizar la sanación, el abrazo y el consuelo de nuestros amigos son inefables. No, no puedo explicar con palabras lo que sentimos cuando nos dejamos guiar y sanar por ellos.

Si caminas en un bosque o parque, sientes tu corazón, respiras por tu pecho, como si tuvieras una nariz en esa área durante unos momentos, sientes amor en ti y lo expandes como una burbuja a tu alrededor y por ende, elevas tu vibración, puedes pedir al bosque, a los árboles que te indiquen cuál de ellos desea ayudarte. Te dejas guiar y sentirás una fuerte atracción por uno de ellos, que puede ser que esté conectándose con otros para asistirte en grupo. Tal vez lo tocarás, lo abrazarás o te quedarás en silencio cerca de Él o Ella. Después viene la danza, deja que tu cuerpo te guíe, te irás dando cuenta de las posturas que debes tomar frente y con el árbol para ir sanando y soltando lo que ya no te corresponde cargar. Te sentirás aliviado(a) después de haber hecho este trabajo y te recuerdo que lo que se mueve en el cuerpo sutil, cambia para siempre lo que existe en tu mundo físico, obviamente de una forma amorosa y para evolucionar, sanar y ser cada vez más feliz y estar en un estadío de más paz. Abrazar al árbol, dejarte guiar, te mete de un salto a otro estado de conciencia. Tal vez te pedirá que coloques tu espalda en su tronco e incluso puedes llorar, no dejes que tu intelecto eche todo a perder, permítete sentir y que te traspase el dolor y se paciente. El Maestro(a) árbol te dará los mensajes que necesites escuchar, solo que debes ser paciente y abrir al máximo tus sentidos y por supuesto, estar en Absoluto silencio, sin ruido mental o por lo menos lo menos posible.

Ellos son expertos en sanar las relaciones, patrones, lealtades, maldiciones, repeticiones, herencias, trabajos Espirituales negativos, creencias, memorias, miasmas, ataques psíquicos, secretos de familia, olvidos, tragedias, duelos no resueltos, traiciones, rechazos, injusticias, abandonos, traumas, humillaciones, sufrimientos y demás resultados del ego sistémico distorsionado del árbol genealógico. Imagínate, para ellos acompañarte a sanar una energía densa es como para ti soplar una ligera pluma. Son energéticamente muy fuertes.  Nos acompañan con su luz, son guardianes de las dimensiones, son portales hacia otros universos, puertas al corazón. Que energía más bella, el masculino y femenino en perfecta armonía en un solo Ser. No hablo solamente del físico, sino que del Espíritu amoroso que ellos son. ¿Has visto árboles gigantes y ancestrales? La fuerza energética y Espiritual que emanan es asombrosa. Todo lo vuelven magia, todo lo convierten en un recuerdo del Espíritu infinito y de amor.

Un árbol nos enseña la paciencia, la calma, la resilencia, la fortaleza, la fuerza, la dignidad, el dar, la compasión, la presencia, la comunicación telepática, el amor puro entre las raíces, la conexión con la tierra y el cielo celeste, el hogar, el santo hogar.  ¿Has escuchado el sonido del viento en sus ramas? Es la melodía más gratificante y serena que puede haber. Es un susurro del gran Espíritu y ¿Sabes? Cuando suena en una terapia es como nos avisa el Espíritu que se está realizando la sanación. Es como si el Alma del árbol respirara y soplara todo lo que no es real pero que te hace sufrir y cargas como ilusiones en tus cuerpos mental, emocional y Espiritual.  ¿Has abrazado a un árbol, le has contado tus secretos, le has amado?  El especismo nos hace sentirnos superiores, ciegos, sordos, ignorantes ante los otros mundos. El antropocentrismo es narcisista y nos vuelve insensibles y egotistas. Nos vuelve ególatras. Darle de beber a un árbol que eres tú porque somos unidad, es una delicia, allí se hace una alquimia especial. Guardianes de tu Alma se vuelven. Cada uno con su personalidad, cada uno de ellos con su brillo, tono y particular carácter es un universo de posibilidades. ¿Has soñado con ellos? Tal vez te están llamando.  ¿Has defendido a alguno? Si lo has hecho, gracias, te lo agradecemos los que pronto nos vamos o los que van llegando a este planeta, porque nos hacen la vida mucho más cerca de la Divinidad. Acerca tus oídos a su tronco y escucha su latir. Que no te importe lo que la gente diga o piense, pídeles que limpien tu mente, pídeles que te ayuden a volver a Ser amor, a ser uno con Ellos. ¿Te imaginas desencarnar y volver a las raíces de un árbol, es decir, que ese hermoso cuerpo que habitó tu alma se convierta en una parte de ese árbol en vez de que se pudra en una caja? Los cementerios serían bosques. El ciclo de la vida que se renueva y es eterna, a pesar de que estamos en el mundo del ego, de lo que no es real, sin embargo, podemos vivir un sueño feliz, permitiéndole a la voz Divina que se exprese en sus diseños más elevados, como lo son ellos, madera, hojas, flores, raíces, frutos. Delicioso néctar dulce, preciosos diseños y amigables seres de luz. 

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