Fui adiestrada en la obediencia ciega, en una rigidez esculpida por la norma religiosa y la Arimanhía dictatorial de turno en este planeta.
Fui adiestrada en la obediencia ciega, en una rigidez esculpida por la norma religiosa y la Arimanhía dictatorial de turno en este planeta.
CARTAS A FRENZYY
Tu mal de ojo se extendió como un halo ácido toda nuestra vida. Te escondiste detrás de una máscara de bondad y buena voluntad. Erigiste la bandera de la corrección y la perfección, custodiada por las instituciones guardianas de las buenas costumbres y la Inquisición femenina. Defendiste al patriarcado en tu cuerpo de mujer, mancillándonos con condenas y siendo la verdugo de las mujeres más pequeñas de la familia, entre ellas yo. Los hombres tampoco se escaparon de la jaula mental y la cárcel acusativa de tus pregones que como ataques psíquicos nos golpearon el Alma una y otra vez sin que los demás se dieran cuenta del maltrato emocional, energético y Espiritual que nos hacías a tus sobrinos y sobrinas. Sobre todo, el ataque energético.