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La Madre Elevada

 Nos programaron con un arquetipo de una Madre lastimosa, víctima, penosa y sufriente. En nuestra profunda psiquis guardamos la culpa y la tristeza por una Madre cinematográfica del siglo de oro Mexicano; la patriarcal, la máscara dominante detrás de una gendarme que mueve la batuta con el cetro del victimismo en mano.

La Madre niña que hipocondriaca atando con cuerdas a sus hijos e hijas, los devuelve al nido con lastimeras mentiras por tener soledad en el corazón. La Bernarda Alba que encierra a sus hijas y se adueña de sus cuerpos, sus mentes, sus sueños y su sexualidad. La Madre que no quería ser Madre. La Madre que cual mártir mira hacia el cielo en un nudo sadomasoquista con un Dios Padre a quien ruega por ser mirada y perdonada de quien sabe qué, en los nichos de las iglesias. La Madre masculinizada que no puede mirar con ternura a su progenie. La Madre asustada, la Llorona, la Madre que sufre, que sufre, que sufre por sus hijos e hijas del planeta entero. ¿Y si elegimos transmutar esa imagen en los rincones obscuros de nuestra Alma? ¿Y si tomamos con Amor a todas las Madres de nuestro sistema familiar y las llenamos de Luz, ternura y amor? ¿Y si la desempolvamos del martirio, la domesticación, la frustración, el usufructo, el victimismo, el abuso, el machismo, hembrismo y las miramos con los ojos de la Verdad elevada? ¿Y si elegimos Maternarnos desde un arquetipo de alegría, satisfacción, adultez, ternura, amor y sonrisas? ¿Y si sanamos a la Madre interna mirando a una Progenitora acompañada, amada, realizada, femenina y con una masculinidad muy bien instaurada en su Ser? ¿Y si vemos en nuestro interior una Madre independiente pero protegida y abrazada? ¿Y si miramos a una Adulta a quien se le ha hecho justicia con Amor? ¿Y si miramos a una Madre interna realizada en su sexualidad? ¿Y si miramos a una Madre Diosa nutridora, conciente y llena de flores como un campo fértil lleno de belleza, frutos, flores y color? ¿Y si elegimos un Arquetipo de una Madre que juega, que ríe, que besa, que disfruta la vida? Renuncio a la programación de la Madre con amargura y a la mentira de que el vicio es la virtud. La verdadera virtud es la alegría de vivir y esa es la Madre interna que podemos elegir guardar hoy en nuestra psiquis. Le doy la bienvenida a tu sonrisa Madre, a tu ternura, a tu alegría, a tu felicidad, a tu realización plena, dentro de mi Alma, dentro del jardín de mi Alma. Y te miro María, mujer de Mar, mujer de amor sonreír con plenitud en mi profundo inconsciente.
Claudia Martínez Jasso.
Autora Potosina 
México.

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