Carta a mi atacante

Tu mal de ojo se extendió como un halo ácido toda nuestra vida. Te escondiste detrás de una máscara de bondad y buena voluntad. Erigiste la bandera de la corrección y la perfección, custodiada por las instituciones guardianas de las buenas costumbres y la Inquisición femenina. Defendiste al patriarcado en tu cuerpo de mujer, mancillándonos con condenas y siendo la verdugo de las mujeres más pequeñas de la familia, entre ellas yo. Los hombres tampoco se escaparon de la jaula mental y la cárcel acusativa de tus pregones que como ataques psíquicos nos golpearon el Alma una y otra vez sin que los demás se dieran cuenta del maltrato emocional, energético y Espiritual que nos hacías a tus sobrinos y sobrinas. Sobre todo, el ataque energético.


Leía y escuchaba mucho en los cuentos y películas sobe las brujas malvadas. Pensé que era ficción, pero hoy sé que son tan reales en los cotidianos días que como en el mundo de las ideas y los arquetipos universales. Ustedes la encarnan, a ella, a la perversa bruja que echa maldiciones y tira la piedra y esconde la mano con una sonrisa que es una máscara, una mueca y a la que todos defienden y justifican, porque ¿Quién le va a creer a un niño o una niña que la tía “tan correcta” le está haciendo daño? Y esta carta no es un reclamo, porque puedo entender que para la familia es difícil ver la sombra sistémica. Es sumamente doloroso descubrir que nuestros amados y amadas están torturados por las sombras. Porque se tías que ustedes también fueron chiquitas inocentes y que seguramente se les rompió el Alma y se metieron por entre las rendijas de su Alma las alas negras de la traición, la envidia, la maldad, el olvido, la competencia, la rivalidad, la ira, la injusticia y otras pestes. Si. Lo comprendo y lo siento, pero eso no quita que su mirada ha sido tan pesada, tan injusta, tan dañina, tan ponzoñosa. Porque ¿Saben? Yo no tengo nada que ver con lo que les hicieron, con lo que les pasó, con sus elecciones, con sus drogadicciones, con su dolor. NO TÍAS NARCISISTAS, no es conmigo, es con ellos, es con ellas, es con ustedes mismas. Renuncio a ser su referencia para destruir, porque al querer usarme de su suplemento o destruirme con tanta rabia y saña a quien en realidad quieren destruir es al recuerdo de su inocencia. ¿Cómo pueden, como se atreven a echar maldiciones tan destructivas? Si yo no tengo amor, tú tampoco, si yo no me siento realizada, tú tampoco, si yo no tengo dinero, tú tampoco. Pongo a mis hijas a competir contigo, envidio a tu madre, envidio incluso a mis propios hermanos.


Ya te vi. Ya te descubrí. Vi y veo tu dolor, tu odio, tus elecciones. Y nada de eso tías tiene que ver conmigo. Te gustaría vernos sufrir porque eso te alimenta y alimenta a tus demonios. Las brujas malvadas de los cuentos, llevan sombreros picudos, las brujas malvadas en esta historia llevan crucifijos en el pecho y se extienden en el sistema familiar por supuesto, pero hoy hablamos de ustedes, de las tías. Del odio de las tías a las sobrinas. Perpetradoras silentes, que no tocan con las manos pero tocan con la palabra, con el ataque psíquico, con la energía. Ha de haber sido duro lo que les pasó de niñas, ha de haber sido muy doloroso lo que vieron, lo que les hicieron, lo que cargan, para que se atrevan a hacer lo que hacen escondidas detrás de su fachada. Pero ustedes son las grandes y pueden con lo suyo y les entrego con amor y respeto, con humildad y honra toda esta cárcel de palabras, pensamientos, proyecciones, traumas y venganzas porque no es conmigo. Es doloroso que pongas a tus hijas a competir conmigo, que disfrutes viendo la rivalidad y el odio como un espectáculo sádico. Las máscaras caen y la justicia Divina es aquella con la que nadie es castigado o castigada ni pierde y entrego a la vida y te entrego POR COMPLETO tus actos y consecuencias. Háganse cargo de lo que dijeron, hicieron y pensaron. No es mío. Les amé con la inocencia de una niña. Pudieron engañar a todo un sistema, pero en la luz todo se mira y el dolor grita para salir y volverse mariposas. Veo y honro su dolor, pero no es mío. Veo sus circunstancias, pero yo sólo soy la chiquita. Lo siento por estas memorias, perdónenme por llamarlas a mi vida para sanar, las amo porque veo en ustedes a las hijas Divinas y gracias por que hoy me libero de estas memorias. Entrego en manos de la luz todo el daño, les doy su lugar en el sistema y les devuelvo cada una de sus obscuridades, le pido a su parte luminosa que vean con buenos ojos que en este momento se me conceda el perdón, el soltar, el comprender y el dignificarme. Ustedes grandes, yo pequeña, ustedes sus historias, ustedes lo suyo. Renuncio por siempre a ser el receptáculo de su odio o su suplemento. Las máscaras caen. Les entrego sus dogmas, látigos, juicios e imposiciones. Les entrego sus condenas hacia mi sexualidad y mi libertad en todos los sentidos. Sus votos, sus posesividades, sus heridas les corresponden a ustedes y yo le llamo a nuestros ancestros para que esto se ordene. Que aquí termine, pues renuncio a seguir siendo la víctima de su dolor. Dejo encendida la luz de la verdad por siempre. Dejo encendida la luz de la Justicia Divina por siempre. Entrego a la vida que es la grande estas circunstancias, estos daños, esta perpetración y que aquí termine. Renuncio a las creencias de competencia, rivalidad y escasez. Hay un muro gigante entre tus ojos y yo. Hay un muro azul entre tu dolor y yo. Hay un muro plateado entre la maldad que cargas y yo. Aquí termina. Desde mi amada presencia YO SOY tomo con amor mi derecho Divino a brillar, a ser amada, a ser feliz a experimentar riqueza física y Espiritual. Y en eso va la feminidad de todo mi sistema y así no será en vano el precio o los precios que se han estado pagando. Desde mi amada presencia YO SOY tomo mi derecho a la belleza en todos los sentidos y que los actos y consecuencias de aquello que vaya en contra sean regresados a su fuente convertidos en luz. Ustedes también fueron chiquitas. Y cuando les hablo lo hago con las hijas Divinas. Y que sus magias, hechizos y maldiciones sean transmutados, envueltos en luz y regresados a su fuente. Que aquí termine la tortura, que aquí termine la guerra, que aquí termine la destrucción de la feminidad de mujeres a mujeres. Las entrego a sus padres. Les devuelvo lo suyo. Les respeto y las dejo ir para siempre de mi campo personal, honrando su lugar y su pertenencia. Respeto sus elecciones con humildad. Yo no soy mejor que ustedes, yo sólo soy diferente y soy la pequeña. Lo siento si les he juzgado. Desde mi lugar de la pequeña renuncio a ser el receptáculo de su odio, la víctima que sea castigada por lo que les hicieron a ustedes, la esponja emocional de su IRA NARCISISTA. Renuncio, renuncio, renuncio. Llamo a los ángeles y arquetipos del amor, el perdón, la justicia, la luz y la esperanza. Y aquí termina, esta guerra aquí termina. Entrego todo el miedo para que sea transmutado y llamo con las campanas del amor que borren y limpien todas estas memorias de dolor. Que aquí termine la venganza. Elijo el amor. Y en ese amor y esa intención de luz van todas ustedes, así no será en vano el precio que pagaron y el que pagamos. Que aquí termine, gracias. Las libero, me libero y las dejo marchar. Y que sea hagan cargo de sus actos, palabras y consecuencias. Así es. Y dejo esto aquí, en manos de la amorosa presencia de la Fuente creadora en la que todos somos uno en inocencia.

Gracias, gracias, gracias.


Una víctima de abuso narcisista energético en recuperación y ahora ya en sanación y luz constantes.

Buscar

Reserva una cita

Últimos artículos