El patriarcado tiene sus demonios. Esta estructura es inaugurada principalmente por Arquetipos colectivos tejidos y promocionados por las religiones de libros habitados por mitos logofalocentricos
, es decir, que tienen puesta la mirada en la superioridad del masculino sobre el femenino. Religiones en dónde el héroe de la historia siempre es un varón y las mujeres quedan excluidas y muchas veces representan al pecado, al mal y a la falta de virtud. Hablo de religiones en donde no hay Papisas, ni obispas, ni sacerdotisas, sino que esclavas masculinizadas al servicio de los que profesan cotidianamente la misoginia. Instituciones que mataron, torturaron y quemaron mujeres y gatos (símbolo de lo femenino) por el hecho de serlo. Religiones que lapidan, mutilan, sobajan y devalúan a las mujeres día tras día y que las condenan a la esclavitud mental, emocional e incluso espiritual y son manipuladas a partir del miedo y de la figura de un Dios- PADRE que castiga y juzga. Otro de los demonios del patriarcado es el alcoholismo, que se ha asociado con el relax, la socialización y parte del mundo masculino, así mismo como la promiscuidad o bien la lujuria vista y vivida como territorio natural de lo masculino.
Si tú estás inscrita en alguna de estas religiones, a nivel conciente e inconciente eres una mujer patrarcal, tu inconsciente está habitado por las creencias, dogmas, condenaciones, misoginia, machismo, desamor a tu feminidad entre muchas otras argucias del sistema castrante del patriarcado. Estás ausente de tu ternura, sororidad, amor propio, sensualidad natural, suavidad, creatividad, merecimiento entre muchas otras cosas que anhelas y que desprecias al instaurarte dentro de éstos campos de información y energéticos.
No te estoy criticando, tu defiende a quienes te hacen que te odies cada segundo de tu vida, las vidas que quieras, lleva su bandera con orgullo, lapida, critica, condena, devalúa y excluye a las de tu género todo el tiempo que te parezca adecuado. Disminuye, odia, compite, necesita y haz de los pobres hombres también castrados de su feminidad por el patriarcado tus esclavizadores o los malos del cuento. Eso es lo que quiere éste sistema, separar al masculino y al femenino, que no se amen, porque un hombre y una mujer concientes que se aman son creadores infinitos y Universales de luz, de bienestar, de Amor, de conciecia y eso, por supuesto, no paga las cuentas de estas mafias, de la que muchos de quienes las forman parte son esclavos sometidos a la mezquindad y al poder de quienes manejan con Avaricia y crueldad estas instancias demoniacas.
Eres una mujer patriarcal si practicas conciente e inconscientemente la mojigatería, si por querer tener poder pensaste que tomando los demonios del patriarcado te liberarías y usaste al alcohol como una demostración de que eres” igual” y tienes los mismos derechos. ¿Derecho de auto-destruirte? Entiende algo, ellos, los varones patriarcales, están manipulados también, están castrados en su feminidad, porque al sistema no le conviene de ninguna manera que existan varones antipatriarcales, pues son ellos los que mejoran el mundo, hacen arte, aman a sus mujeres, son sensibles, son creadores, son pacificadores y estas instituciones lo que quieren son mercenarios, cavernícolas y asesinos, obreros productores y repetidores de sus fanatismos y su misoginia. Eres una mujer patriarcal tal vez si has tenido una Madre machista, represora, controladora de la sexualidad, misándrica que ha demostrado asco y problemas con su propio cuerpo o bien así has sido tú con tus hijas o lo sigues siendo contigo. Lo eres si te prohíbes moverte con naturalidad, danzar la vida, tener una sagrada sexualidad sana y conciente. Lo eres si miras con odio a otras mujeres, a tus compañeras de escuela, hijas, madre, abuela, sobrinas, compañeras de trabajo, de grupo, a cualquier mujer que no predique y sea esclava al igual que tú del fanatismo y movida por los hilos del patriarcado, a nivel mental, emocional, energético, físico y Espiritual. Y no te confundas, son ellos los que también manipulan haciéndote creer que son los hombres los autores de esta catástrofe humana. El problema es que eres tú, mujer, la que sigue perpetuando el terror de nuestro encarcelamiento. Eres tú la que quemas en la hoguera a las otras, a las independientes, las liberadas sexualmente ( mas no libertinas) Son ellos los que te dicen que simplemente ser sexual y ser mujer es ser libertina y ¡Les creíste! Tienen el control sobre tu cuerpo, tus decisiones, tu amor propio y les defiendes a tus amos perversos. Eres una mujer patriarcal cuando excluyes y expulsas de las tribus, de los grupos a las mujeres realizadas, a las sabias, las amorosas, las leales, las magas, las nobles, las sensibles, las empáticas, las femeninas. Eres mujer patriarcal cuando expulsas, condenas y excluyes a los hombres sensibles, creadores, amorosos y los haces agresivos, cuando gestas desde el vientre materno al machismo sobreponiendo a tus hijos sobre tus hijas y justificando las atrocidades de género justificadas en la tradición y la costumbre, lo haces cuando pones a tus hijos varones y hembras a pelear. Eres patriarcal cuando lapidas con la lengua a las mujeres anticlericales, dueñas de su cuerpo y del conocimiento, libres en su expresión y la envidia es tu diario tormento, porque eres tú la que te separas de ti misma y quieres castigar a las que no lo hacen cuando ellas NADA pueden hacer por ti. ¿No crees que es más fácil salir de la opresión y ser libre a querer meter a esas mujeres que lograron salir de allí a tu cárcel? Eres patriarcal cuando eres la Madrastra y las hermanastras de la cenicienta, cuando niegas tu magia, cuando te vuelves maga negra, cuando eres morbosa y la lujuria y avaricia te poseen en tu cotidianeidad. Eres una mujer patriarcal cuando te conviertes en el monstruo que más temes y más odias, ese masculino violento, drogadicto, machista y anulas tu feminidad queriendo defenderte de quien te lastimó el alma con el abuso sexual y de género. Pero esa no es la solución, maltratar mujeres, envidiar, condenar y quemar en hogueras de exclusión y olvido sólo te convierten en tu peor enemigo, quien a través de los inmemoriales tiempos han querido desaparecer y matar lo más bello y Sagrado que tienes: TU ESENCIA.
Namaste.
Claudia Guadalupe Martínez Jasso.
San Luis Potosí.
México.